Puntos clave:
Los préstamos son un producto de financiación. En otras palabras, te permiten disponer de un dinero que no tienes para adquirir bienes y servicios. Son útiles para una gran cantidad de propósitos, pero generan una deuda por ello debes utilizarlos con conocimiento de causa.
¿Y cómo se utilizan los préstamos? En principio, tienes que conocer tu situación financiera y las necesidades que debes cubrir. Pero también es necesario seleccionar el producto adecuado, después encontrar la mejor oferta posible.
Un préstamo se define como un contrato mediante el cual una persona o entidad (denominado prestamista) pone a disposición de otra (llamada prestatario) una determinada suma de dinero a cambio de una compensación en forma de intereses.
El capital prestado y los intereses que se generan se deben devolver según un plan de amortización establecido en el propio contrato. Normalmente se lleva a cabo a través de un método en el que el prestatario devuelve las cantidades en cuotas mensuales del mismo importe. Esta forma de devolver los préstamos es el “sistema de amortización francés”.
No hay que confundir a un préstamo con un crédito, aunque suele utilizarse la palabra “crédito” para hacer referencia a casi todo tipo de financiación. Pero en sentido estricto de la palabra, un crédito es aquella deuda en la que puedes volver a disponer de las cantidades que has devuelto.
En un préstamo se entrega el dinero al prestatario y se devuelve. Mientras que en un crédito el dinero está a disposición, se utiliza, se devuelve y se puede volver a utilizar (y así sucesivamente mientras el crédito permanezca activo). Así es, de hecho, como funcionan las tarjetas de crédito.
Para solicitar un préstamo tan sólo tienes que ponerte en contacto con una entidad prestamista, normalmente un banco. Sin embargo, también existen préstamos concedidos por entidades que no son bancos e incluso préstamos entre particulares.
Estos son los principales tipos de préstamos que puedes solicitar:
En términos generales, asumir deudas no es positivo para tus finanzas personales. Sin embargo, existen deudas de buena calidad y deudas de mala calidad. Todo depende del uso que le des a los fondos.
Por ejemplo, si quieres financiar tus estudios y necesitas un préstamo. Se considera que, en este caso, la deuda es de buena calidad debido a que estás invirtiendo en tu futuro. Sin embargo, si pretendes financiar tus vacaciones, se trataría de una deuda de mala calidad (no significa que no pueda hacerse esta operación, sólo que no es positiva para las finanzas).
De esta forma, para utilizar correctamente un préstamo, la primera pregunta que debes realizarte es en qué vas a utilizar la cantidad prestada. Además, también puedes plantearte la necesidad y la urgencia que tiene. En ocasiones es posible esperar y financiar con el ahorro.
En finanzas todo depende de la situación en la que te encuentres y las posibilidades que tengas a tu alcance.
Por lo demás, en función de la cantidad que necesites, la finalidad del préstamo, la urgencia y tu capacidad para devolver las cuotas, deberás escoger el tipo de préstamo adecuado.
Posteriormente debes realizar una búsqueda y comparación de las ofertas disponibles para finalizar negociando las mejores condiciones con el prestamista.
Para que puedas llevar a cabo todos estos pasos de un modo eficaz, en Mastering Money te proporcionamos todas las herramientas formativas e informativas necesarias. Descubrirás cómo puedes buscar, comparar y, en definitiva, utilizar los préstamos de la mejor forma posible.
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