El patrón oro fue el sistema monetario vigente hasta el siglo XX. Se caracteriza porque el dinero tenía un valor en relación a la cantidad de oro que poseía su banco central.
La vuelta al patrón oro es un tema recurrente cada vez que repunta la inflación y no es para menos. Con los precios desbocados hay quienes abogan por un cambio en el sistema monetario actual que permite a los estados y sus bancos centrales imprimir dinero sin cortapisas.
El patrón oro podría ser una opción para poner límites a estas prácticas, limitar la capacidad de los Gobiernos para crear inflación y dar estabilidad al mercado monetario. En este artículo te explicamos por qué.
¿Qué es el patrón oro?
¿Te imaginas poder ir al banco a cambiar tus billetes por oro físico? En eso consiste básicamente el patrón oro.
Es un sistema monetario que ya no existe y que relacionaba el valor de la moneda de un país con el tamaño de sus reservas de oro. Este sistema limitaba la cantidad de dinero en papel o moneda en circulación al oro que poseía el país.
Un Gobierno podía tener más oro en sus reservas que papel en circulación, pero no al revés; porque entonces ese dinero no estaría respaldado por ningún bien tangible.
El patrón oro permitía establecer unos tipos de cambios fijos o, por lo menos, más estables entre divisas. Gracias a él, una moneda valía tanto como el oro que la respaldara (y el precio del oro).
Mejor dicho, por la cantidad de oro que se pudiese cambiar y el valor del metal precioso en ese momento.
¿Cuál es el origen del patrón oro?
Históricamente los metales preciosos y otras materias primas se han utilizado como medio de intercambio, es decir, como dinero. Han servido para dar un valor intrínseco a algo que no lo tendría de otra forma.
Para que lo entiendas, una moneda tenía valor por contener un porcentaje de cobre, plata o de oro o por la posibilidad de intercambiarla por éste. ¿Por qué se decide entonces por el oro como patrón monetario y no la plata?
Lo cierto es que las monedas de plata han sido mucho más utilizadas que las de oro, aunque el metal dorado es el que se utilizaba como referencia. Son varias las razones:
- Es difícil de falsificar
- Se puede dividir en fracciones más pequeñas
- Aguanta bien el paso del tiempo
- La cantidad que hay en el mundo es limitada, pero suficiente como para que el sistema funcione
- Es difícil de extraer
La primera economía en establecer que el oro se pudiese intercambiar a un tipo fijo por papel moneda fue Inglaterra en 1819. Así fue como el valor de la libra esterlina empezó a estar ligado y respaldado por oro.
En aquellos momentos Inglaterra era la principal potencia económica mundial y otros países empezaron a adaptar ese mismo sistema, potenciando su crecimiento y que se convirtiese en el estándar para negociar. Portugal lo hizo en 1854 ante los problemas de su sistema bimetálico que tomaba como referencia el valor del oro y la plata, mientras que Alemania lo adoptó en 1871.
A finales del siglo XIX la mayoría de países se regían por este sistema.
¿Por qué se dejó de usar el patrón oro?
El declive del patrón oro comenzó durante la I Guerra Mundial y se intensificó tras el conflicto. Para financiar el conflicto, muchas potencias empezaron a emitir moneda por encima del límite de sus reservas de oro, rompiendo el patrón oro clásico. Así, el sistema perdió validez al no poder respaldar el dinero por oro.
Este fue uno de los motivos de la hiperinflación en Alemania tras la I Guerra Mundial, que fue parte del caldo de cultivo para que estallara la II Guerra Mundial.
Durante los siguientes años, los países abandonaron y restauraron el patrón oro. Precisamente su restauración en la Conferencia de Génova de 1922 fue una de las causas de la Gran Depresión en Estados Unidos en la década de 1.930, algo que daría la puntilla final a este sistema monetario.
En 1944 la conferencia de Brentton Woods supondría el final del patrón oro. En ella se decidió adoptar el dólar como divisa internacional siempre que Estados Unidos sí mantuviese el patrón oro. Así, el resto de países fijarían el precio de sus monedas en relación al dólar de Estados Unidos y a sus reservas en dólares.
Con el estallido de la Guerra de Vietnam el Gobierno norteamericano volvió a imprimir dinero, lo que supuso una devaluación del dólar y que algunas grandes potencias exigiesen la conversión de sus dólares en reserva a oro. Ante esta situación, el entonces presidente Richard Nixon rompió este régimen monetario, eliminando todo vestigio del patrón oro.
Ventajas y desventajas del patrón oro
La principal fortaleza del patrón oro es que ayuda a una mayor estabilidad de precios e impide que los gobiernos puedan imprimir dinero de forma ilimitada para, entre otras cosas, pagar de forma más fácil la deuda que generan mediante emisiones de bonos del Estado.
Como la moneda tiene que estar respaldada por oro, la cantidad de papel en circulación está limitada. Esto hace que sea más complicado que se generen escenarios de inflación o hiperinflación. En definitiva, obliga a los Estados a una mayor disciplina en el gasto público.
El patrón oro también ayuda a la estabilidad de precios en el comercio internacional porque las fluctuaciones en el valor de las monedas son menores.
A esto se suma que es un sistema más transparente y fácil de administrar que el actual, donde cada banco central tiene más margen de actuación.
En el lado negativo, está la diferencia arbitraria entre los países que producen oro y los que no. Con el patrón oro los primeros tendrían una enorme ventaja monetaria.
Por otro lado, es un sistema que crea presiones deflacionarias, ya que la inflación dependería en buena medida de la cantidad de oro que se extrajese.
Además, restringe las políticas monetarias que los Gobiernos pueden llevar a cabo para combatir escenarios de recesión, como ya ocurrió en la Gran Depresión.
¿Sería posible recuperar el patrón oro? Nadie tiene una bola de cristal, pero en el mundo actual parece descartado que se pueda llegar a un entendimiento global para lograrlo.
