En este artículo vas a descubrir qué es el impuesto al sol, por qué lo derogaron y cómo ha influido en el panorama del autoconsumo de energía.
¿Te imaginas ser penalizado por aprovechar la luz del sol para generar tu propia energía? Hasta hace poco, en España, esta situación era una realidad debido al denominado “impuesto al sol». Pero cómo vas a ver a continuación, la historia de este impuesto está llena de contradicciones que, finalmente, condujeron a su desaparición en 2018.
¿Qué es el impuesto al sol?
El impuesto al sol fue establecido como una tasa que obligaba a los usuarios que tenían instalaciones fotovoltaicas para autoconsumo a pagar simplemente por estar conectados a la red eléctrica.
En otras palabras, se debían pagar impuestos por la electricidad que produjese su instalación para autoconsumo; se gravaba un importe en cada factura de electricidad. Aunque no todos debían pagarlo, existían algunas excepciones:
- Las instalaciones de autoconsumo fotovoltaico aislado.
- Las instalaciones con menos de 10 kW de potencia en BT.
- Las instalaciones ubicadas en Canarias, Ceuta y Melilla
- Las instalaciones de cogeneración y frenado de trenes.
Este tributo se aprobó mediante el Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre, por el que se establecen las condiciones administrativas, técnicas y económicas de las instalaciones de autoconsumo y, como puedes imaginar, generó controversia.
Inicialmente justificado como un medio para mantener las redes eléctricas, el impuesto al sol terminó siendo percibido como una medida para que las compañías eléctricas siguieran obteniendo ganancias incluso cuando se instalan sistemas fotovoltaicos para autoconsumo en viviendas, comercios y naves industriales.
Aunque estuvo en vigor desde 2015 hasta 2018, no afectó a la mayoría de los casos de autoconsumo en viviendas particulares, pero sí influyó negativamente en el desarrollo de energía solar en España (un país rico en horas de sol) como fuente de energía sostenible.
¿Por qué se implantó el impuesto al sol?
El impuesto al sol se implementó para abordar una deuda creciente del gobierno con las compañías eléctricas, conocida como «déficit tarifario». Se trata de la diferencia entre los derechos de cobro por generar y transportar la energía y lo que pagan los usuarios mediante las tarifas eléctricas reguladas.
Con el objetivo de controlar esta deuda, se optó por regular el autoconsumo para evitar posibles pérdidas de ingresos en la red eléctrica debido con la adopción de sistemas de energía renovable.
Por tanto, a priori, este impuesto se estableció como una medida para equilibrar las finanzas estatales y garantizar la estabilidad del sistema eléctrico.
¿Quién pagaba el impuesto al sol en España?
El impuesto al sol tenía implicaciones para las instalaciones de autoconsumo conectadas a la red eléctrica. Este gravamen estaba formado por distintos cargos que afectaban a quienes, además de producir su propia energía, mantenían un contrato de suministro con una compañía eléctrica para cubrir la demanda en períodos de baja producción solar.
Es decir, aquellos que tenían que mantenerse conectados a la red para obtener respaldo, ya que no siempre la producción de autoconsumo podría cubrir sus necesidades energéticas.
Concretamente, los cargos eran los siguientes:
- Potencia instalada: Aplicado a instalaciones con acumuladores solares que permitían almacenar energía no consumida al instante, reduciendo así la potencia contratada.
- Energía autoconsumida: Se aplicaban tarifas extras en la factura de electricidad, considerando las pérdidas de energía en la red y los servicios de ajuste. Aquí es dónde se aplicaban las exenciones (además, el cargo se reducía para sistemas de autoconsumo en Mallorca y Menorca).
¿Por qué se derogó el impuesto al sol?
El 5 de octubre de 2018, Teresa Ribera, Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, anunció la eliminación del impuesto al sol en España, marcando el fin de tres años de polémica.
Esta medida fue parte del Real Decreto-ley 15/2018, de 5 de octubre, de medidas urgentes para la transición energética y la protección del ciudadano que había invertido en energía fotovoltaica para reducir su consumo eléctrico.
Fueron varias las razones para la derogación del impuesto al sol:
- Doble pago: Los usuarios conectados a la red eléctrica ya pagaban peajes de acceso en sus facturas para mantener la red de suministro. El impuesto al sol obligaba a aquellos con instalaciones de autoconsumo a abonar un cargo adicional, generando un doble pago por los costos de la red eléctrica.
- Obstáculo para energías renovables: Este impuesto se convertía en un obstáculo para el desarrollo de las energías renovables en España, un país con gran potencial solar. Encarecía las facturas de quienes optaban por el autoconsumo, desmotivando la transición hacia fuentes más sostenibles y afectando a la independencia energética del país.
- Carga burocrática: La derogación del impuesto también eliminó trámites, como el registro en la producción energética para consumidores que no superaran los 100 kW.
- Freno al autoconsumo compartido: La entrada en vigor del impuesto al sol obstaculizaba el autoconsumo compartido, incluso en comunidades de propietarios. Su eliminación permitió que el autoconsumo colectivo fuera viable, no solo en el mismo edificio, sino también a distancias de hasta 500 m.
Consecuencias y ventajas de la derogación del impuesto al sol
La eliminación del impuesto al sol tuvo una serie de beneficios, sobre todo orientados en el ahorro y la amortización de las instalaciones de placas fotovoltaicas. Algunas de las ventajas más destacadas incluyen:
- Ahorro significativo para empresas: La mayoría de las empresas superaban los 10 kW, lo que encarecía el uso del sistema solar, por lo que gracias a la retirada del impuesto, podían ahorrar más.
- Facilita el cumplimiento de objetivos de autoconsumo: este gravamen dificultaba el logro de metas de autoconsumo energético al aumentar los costos, así que su eliminación hace que se puedan alcanzar estas metas.
- Reducción de facturas para grandes consumidores domésticos: Aquellos con un alto consumo doméstico experimentaron una disminución significativa en sus facturas de la luz.
- Amortización acelerada de instalaciones: La retirada del impuesto acorta el tiempo necesario para amortizar las instalaciones de placas solares, beneficiando a los usuarios al permitirles recuperar la inversión más rápidamente.
- Simplificación administrativa: La eliminación del impuesto no solo reduce los costos financieros, sino que también simplifica la burocracia asociada a las instalaciones de energía solar.
¿Puede volver el impuesto al sol?
La derogación del «Impuesto al Sol» se vio influenciada por las políticas de la Unión Europea (UE). Desde 2021, la UE garantiza el derecho de ciudadanos, autoridades locales, pequeñas y medianas empresas, y cooperativas a consumir, almacenar y vender su propia energía renovable sin pagar tasas adicionales ni impuestos asociados.
Esta medida se alinea con los objetivos de la Agenda 2030 de la UE, que busca obtener al menos un 32% de energía de fuentes renovables. La Unión Europea busca fomentar activamente el uso de energías renovables, lo que contribuye a la lucha contra el cambio climático y avanzar hacia la sostenibilidad.
Aunque no podemos prever el futuro, analizando la evolución del autoconsumo y la creciente adopción de energías renovables en España y Europa, es probable que las futuras regulaciones vayan en dirección a un futuro más sostenible. Por lo tanto, la probabilidad de la reintroducción de un impuesto al sol en los próximos años es baja.
