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¿Qué es la inflación?

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Artículo escrito por: Carlos

Puntos clave:

Estamos acostumbrados a escuchar el término de inflación. Sobre todo, después de la pandemia del Covid. Pero… ¿Qué quiere decir? ¿Cómo se calcula o cómo nos podemos proteger como ciudadanos ante su efecto?

La inflación no es más que una subida de precios. Un incremento de los precios que puede traducirse como la disminución del poder adquisitivo a lo largo del tiempo. Es decir, los 10 euros de ahora tienen menos valor que los 10 euros de hace 10 años.

Por ejemplo, con ese dinero podrías comprar una docena de huevos menos que hace una década, por lo que la inflación daña nuestro poder adquisitivo.

Aunque es fácil medir las variaciones de los precios de los distintos productos a lo largo del tiempo, las necesidades humanas van más allá de uno o dos productos. Las personas necesitan un conjunto amplio y diversificado de bienes y servicios para llevar una vida cómoda.

Por poner algunos ejemplos, tendríamos productos como cereales, metales, la gasolina, la electricidad y el transporte, y servicios como la sanidad, el ocio y la mano de obra. Todo suma para calcular la inflación, observar el incremento que ha habido respecto años anteriores y reflejarlo como un porcentaje.

Causas de la inflación

La principal causa de la inflación es el aumento de la oferta de dinero, aunque esta puede producirse a través de distintos mecanismos en la economía.

Las autoridades monetarias pueden aumentar la oferta monetaria de un país de las siguientes formas:

  • Imprimiendo y regalando más dinero a los ciudadanos
  • Devaluando legalmente (reduciendo el valor) de la moneda de curso legal.
  • Prestando dinero nuevo en forma de créditos en cuentas de reserva a través del sistema bancario mediante la compra de bonos del Estado a los bancos en el mercado secundario (el método más habitual).

En todos estos casos, el dinero acaba perdiendo su poder adquisitivo.

Los mecanismos por los que se genera la inflación pueden clasificarse en tres tipos: inflación inducida por la demanda, inflación inducida por los costes e inflación incorporada.

Por ejemplo, la inflación inducida por la demanda se produce cuando un aumento de la oferta de dinero (la liquidez que pone el banco central en circulación) y crédito estimula la demanda global de bienes y servicios para que aumente más rápidamente que la capacidad de producción de la economía. Esto aumenta el consumo y provoca que los precios suban.

Por su parte, la inflación impulsada por los costes es el resultado del aumento de los precios a través de las materias primas en el proceso de producción.

Cuando los incrementos de la oferta de dinero y crédito se canalizan hacia los mercados de materias primas u otros activos, aumentan los costes de todo tipo de bienes intermedios. Por ejemplo, si aumenta el precio de transporte de vidrio en una fábrica de cerveza, la cervezará aumentará de precio de manera colateral por el aumento de costes de uno de sus productos básicos.

Asimismo, la inflación incorporada se origina en una inflación persistente de la demanda o de una gran presión de los costes (choque de oferta) en el pasado. Entonces se convierte en un aspecto «normal» de la economía, a través de las expectativas inflacionarias y la espiral de precios / salarios.

Estos acontecimientos provocan un aumento de los costes del producto o servicio acabado y se traducen en una subida de los precios al consumo. Por ejemplo, cuando se amplía la oferta monetaria, se crea un auge especulativo en los precios del petróleo. Esto se traduce en que el coste de la energía puede subir y contribuir al aumento de los precios al consumo, lo que se refleja en diversas medidas de inflación.

Cómo se mide la inflación

El siguiente concepto que resolver es conocer cuál es la mejor manera de medir la inflación. Dicho de otro modo, el porcentaje al que van aumentando los precios. Así, dependiendo del conjunto seleccionado de bienes y servicios utilizados, se calculan múltiples grupos de bienes que se siguen como índices de precios. Los índices de precios más utilizados son el Índice de Precios de Consumo (IPC) y el Índice de Precios al por Mayor (IPM).

El IPC es una medida que examina la media ponderada de los precios de una cesta de bienes y servicios que son de primera necesidad para el consumidor. Entre ellos se incluyen el transporte, la alimentación y la atención médica.

Este calcula tomando las variaciones de precios de cada artículo de la cesta de bienes predeterminada y promediándolas en función de su peso relativo en el conjunto de la cesta. Por ejemplo, dentro de la evolución de los precios la vivienda (por tamaño de mercado) es lo que más influye y pesa a la hora de calcular la evolución de los precios.

Los precios considerados son los precios al por menor de cada artículo, tal y como están disponibles para su compra por los ciudadanos individuales.

En cuanto al PPI es una serie de índices que mide el precio al que compran los productores. Sirve de referencia para ver la evolución de la inflación.

En todas las variantes, es posible que la subida del precio de un componente (por ejemplo, el petróleo) anule en cierta medida la bajada del precio de otro (por ejemplo, el trigo). En conjunto, cada índice representa la variación media ponderada de los precios de los componentes dados, que puede aplicarse a nivel global de la economía, del sector o de las materias primas.

Cálculo de la inflación

Para calcular el valor de la inflación entre dos meses (o años) concretos se pueden utilizar las variantes de índices de precios mencionadas anteriormente.

A pesar de que ya existen muchas calculadoras de inflación para usar en diversos portales financieros, siempre es mejor conocer la metodología para garantizar la precisión con una comprensión clara de cómo se calcula. Matemáticamente, esta es la fórmula:

Tasa de inflación porcentual = (Valor final del índice del IPC/Valor inicial del IPC) x 100

Imaginemos que deseamos saber cómo ha cambiado el poder adquisitivo de 10.000 euros entre septiembre de 1975 y septiembre de 2018. Podemos encontrar los datos del índice de precios en diversos portales en forma de tabla. De esa tabla, recogemos las cifras correspondientes del IPC para los dos meses que buscamos. Para septiembre de 1975, fue de 54,6 (valor inicial del IPC) y para septiembre de 2018, de 252,439 (valor final del IPC).

Introduciendo la fórmula se obtiene:

Tasa de inflación porcentual = (252,439/54,6) x 100 = (4,6234) x 100 = 462,34%.

Como deseamos saber cuánto valdrían 10.000 euros de septiembre de 1975 en septiembre de 2023, solo queda multiplicar la tasa de inflación por la cantidad para obtener el cambio en el valor del euro:

Cambio en el Valor del Euro = 4.6234 x 10.000 euros = 46.234,25 euros

Esto significa que 10.000 euros en septiembre de 1975 valdrán 46.234,25 euros.

El control de la inflación

¿Y de qué manera se puede hacer que baje la inflación? Para combatirla, la autoridad monetaria (en la mayoría de los casos, el banco central) toma las medidas necesarias para gestionar la oferta monetaria y el crédito con el fin de mantener la inflación dentro de los límites permisibles y la economía en funcionamiento.

Los bancos centrales tienen la responsabilidad de mantener la inflación bajo control. Esto lo hacen aplicando medidas a través de la política monetaria, que se refiere a las acciones que la tasa de crecimiento de la oferta monetaria. Lo que se conoce popularmente como imprimir más o menos dinero. Aunque no sea del todo así siempre.

En este sentido, la medida estrella para controlar la inflación es incrementar los tipos de interés para hacer que la demanda descienda y, por ende, los precios caigan. Los bancos centrales de los países desarrollados, como Estados Unidos o la Unión Europea, tienen el objetivo de controlar y mantener la inflación por debajo del 2%.

¿Cómo protegerse frente a la inflación?

Se considera que invertir en la bolsa, a largo plazo, puede ser la mejor cobertura contra la inflación, ya que la subida de los precios de las acciones incluye los efectos de la inflación.

Actualmente,en casi todas las economías modernas el aumento de la oferta monetaria se produce mediante inyecciones de crédito bancario a través del sistema financiero. Como gran parte del efecto inmediato de estas inyecciones de dinero se produce en los activos financieros que cotizan en su moneda nacional, como las acciones de las compañías que cotizan en los mercados, suele recomendarse la inversión como protección.

Además, existen instrumentos financieros especiales que pueden utilizarse para proteger las inversiones contra la inflación de una forma más especializada. Entre ellos se encuentran los valores del Tesoro protegidos contra la inflación (TIPS, en Estados Unidos), que son valores del Tesoro de bajo riesgo e indexados a la inflación en los que la cantidad principal invertida se incrementa en el porcentaje de inflación.

También se puede optar por un fondo de inversión en TIPS o un fondo cotizado en bolsa (ETF) que invierta en TIPS. Recuerda que para acceder a acciones, ETF y otros fondos que pueden ayudar a evitar los peligros de la inflación, necesitarás un bróker con el que invertir.

Por último, el oro también se considera una cobertura contra la inflación, aunque no siempre parece ser así si miramos hacia atrás, mientras que los activos inmobiliarios suelen revalorizarse con el paso del tiempo al mismo ritmo que la inflación.

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