En los medios de comunicación es común que encuentres muchas noticias que hablan de la inflación. Un dato que puede parecer abstracto, pero que tiene un impacto directo en tu vida diaria.
Sin embargo, hay otro concepto relacionado que quizás no sea tan conocido pero que resulta igualmente importante: la inflación subyacente. Se trata de un término económico que no hace sino darnos una idea precisa de la evolución de los precios. Es decir, una visión diferente sobre el aumento de precios.
¿Qué es la inflación subyacente?
Para entender en qué consiste la inflación subyacente, primero hace falta comprender qué es la inflación. En pocas palabras, el concepto de inflación se refiere al aumento de los precios de los productos y servicios en el tiempo. Es decir, el aumento del coste de la vida.
Por ejemplo, la inflación es la responsable de que un año pagues 1 euro por una barra de pan y al siguiente, la misma barra te cueste 1,10.
Esta inflación se mide habitualmente a través el Índice de Precios al Consumo (IPC). También explicado de forma básica, el IPC es un índice elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que mide el cambio de los precios de una “cesta de la compra” típica. Esto es, de una lista de artículos y servicios representativos de lo que consumes de forma habitual.
Así, la inflación se usa como un indicador para valorar la evolución de la economía de un país, y en España se calcula en base al IPC.
Aquí es donde entra en juego la inflación subyacente. Y es que, el IPC muestra todos los cambios en los precios, incluyendo aquellos que pueden ser temporales o volátiles. Es decir, los que, por la propia naturaleza del bien, cambian con frecuencia. Por ejemplo, la electricidad y los alimentos frescos, que pueden fluctuar mucho en el corto plazo.
En concreto, la inflación subyacente se calcula eliminando del cálculo los precios de la energía y los alimentos no elaborados. Te muestra la tendencia general de los precios sin tener en cuenta el ruido que provocan estos productos altamente volátiles.
Por ejemplo, si durante unos meses el precio de la luz sube por el clima, la inflación tradicional mostraría este aumento. Mientras que la inflación subyacente no, pero tendrías una visión más real de la tendencia general de los precios a corto plazo: el coste de unos zapatos no va a cambiar por ese pico de la luz.
Ejemplo de la evolución de la inflación subyacente en España.
¿Para qué sirve la inflación subyacente?
La inflación subyacente tiene un papel importante en las decisiones económicas de los países. Así, los bancos centrales utilizan este indicador como una herramienta para ajustar sus políticas monetarias, como la cantidad de dinero en circulación, para mantener la estabilidad económica.
Las autoridades monetarias suelen tener en gran consideración este indicador y lo contrastan con los datos de inflación general.
Cuando la inflación subyacente es alta, los bancos centrales tienden a subir los tipos de interés para enfriar la economía y evitar que los precios suban demasiado rápido. Por contra, si la inflación subyacente es baja, los tipos de interés pueden mantenerse bajos para estimular el gasto y el crecimiento económico.
Por tanto, la inflación subyacente influye directamente en los intereses que recibes por tus ahorros y los préstamos que pides al banco. Además, si la inflación subyacente es alta y los tipos de interés no están subiendo al mismo ritmo, el valor de tu dinero puede disminuir con el tiempo.
De este modo, no está de más considerar la inflación subyacente al tomar tus decisiones financieras.
Cómo se calcula la inflación subyacente
El Instituto Nacional de Estadística (INE) es el encargado de medir y publicar la inflación en España cada mes, incluyendo la inflación subyacente. Puedes comprobar la variación mensual, la acumulada en el año y la tasa de variación interanual (cambios con respecto al mismo mes del año anterior).
Al igual que el IPC, este parámetro se calcula recopilando información sobre los precios de una amplia variedad de productos y servicios que consumen los españoles. Sin embargo, para obtener la inflación subyacente, se excluyen los precios de los alimentos frescos y de la energía.
Cada uno de los productos que componen la cesta de la compra o canasta de artículos de uso general para los hogares que se toman para calcular la inflación tiene un peso o ponderación diferente en el cálculo.
Como te hemos explicado, estos bienes pueden experimentar cambios significativos en cortos periodos de tiempo, pero mucho menos violentos que la energía y los alimentos frescos, los cuales están sujetos a conflictos internacionales, condiciones meteorológicas y otros factores que pueden alterar su oferta y demanda. Esto ayuda a obtener una medida más estable y precisa de la tendencia general de los precios en nuestro país.