Imagínate multiplicar tu inversión inicial por 10 o por 40. ¿Es posible conseguir esas cifras? Ese es el objetivo de invertir en capital riesgo.
La inversión en capital riesgo (private equity) se centra en empresas no cotizadas, normalmente startups en sus primeras fases. La nota distintiva de estas compañías es que cuentan con un gran potencial de crecimiento, pero también con importantes riesgos. ¿Es una buena opción? ¿Puede un inversor particular acceder a este tipo de oportunidades? Eso es lo que vamos a tratar en este post.
¿Por qué invertir en capital riesgo?
El capital riesgo o private equity implica invertir en empresas de nueva creación, aunque también se puede ampliar pequeñas empresas que cotizan en mercados secundarios como el MAB español, ahora denominado BME Growth.
Las características del capital riesgo también incluyen los principales motivos para invertir en él, a saber:
- Un potencial de rentabilidad enorme: para que lo entiendas mejor, imagina haber invertido en Spotify o Facebook cuando se crearon las empresas y ni siquiera cotizaban. Habrías multiplicado tu inversión por más de 100 (y eso sólo contando desde el momento en que salió a bolsa). Ese es el principal atractivo del private equity, que cada año surgen empresas con capacidad de ser el nuevo Uber o Glovo; y sólo hay que saber encontrarlas.
- Una forma de apoyar a los emprendedores: invirtiendo en sus proyectos y aportando lo que necesitan: financiación. Además, también es una manera de entrar en contacto con el ecosistema emprendedor, si es lo que buscas.
- Añade un plus de diversificación a tu cartera: como veremos en breve, se trata de un activo totalmente descorrelacionado de los mercados financieros (de la economía ya es otra cosa, como hemos comprobado con la subida de tipos de interés).
- Deducciones fiscales por invertir en startups: aunque no las tienes si inviertes a través de fondos de inversión. Además, no todo el capital riesgo implica inversión en startups tal y como las entiende la llamada “Ley de startups”.
Además, y esto es quizás lo más importante, ahora hay formas de invertir en private equity accesibles para todo el mundo. Eso sí, los expertos recomiendan no destinar más del 10% de la cartera de inversión a private equity.
Ventajas de invertir en capital riesgo
Los motivos para invertir en capital riesgo resumen una buena parte de sus ventajas como activo de inversión:
- Alta rentabilidad: el objetivo de un Business Angel es conseguir multiplicar su inversión por 5 o por 5 en un plazo de entre 5 y 8 años, explican desde Delicias Capital. Se trata de rentabilidades elevadas que son difíciles de lograr con activos cotizados, criptomonedas aparte.
- Diversificación: como ya hemos comentado, este tipo de activos aportan una diversificación adicional a la cartera de inversiones, igual que la inversión en materias primas, vivienda o préstamos vía crowdlending, por ejemplo.
- Descorrelación con los mercados: la descorrelación es un término financiero que mide cómo se comportan dos valores ante un mismo suceso. Si tienen el mismo comportamiento se dice que están correlacionados y si se comportan de forma diferente, es que están descorrelacionados. Invertir en activos descorrelacionados ayuda a limitar el riesgo global de la cartera de inversión. En este sentido, el private equity es un activo totalmente descorrelacionado de las renta fija y variable. Para que lo entiendas mejor, que la bolsa suba o baje poco afectará a la valoración de una startup. Otra cuestión es que los tipos de interés suban y empeoren las condiciones de financiación.
- Acceso a empresas: este es el gran atractivo del capital riesgo para muchos inversores a los que les gusta el emprendimiento. A través de este tipo de inversiones están en contacto con el mundo empresarial. La inversión en capital riesgo se convierte en la ventana para apoyar proyectos y empresas de su interés.
Riesgos de invertir en private equity
Como toda inversión, el capital riesgo tiene sus peligros.
- Quiebras y proyectos fallidos: la tasa de fracaso dentro del mundo emprendedor es elevada. Cerca de un 20% de las startups fracasan en los dos primeros años, un porcentaje que sube al 45% según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. A esto se suman los proyectos que se convierten en empresas estables, pero donde el valor del dinero no se multiplica, con lo que eso implica en términos de coste de oportunidad.
- Falta de liquidez: se traduce en la poca capacidad de recuperar tu dinero en cualquier momento. Dependiendo de la fórmula de inversión que escojas, puede ser mayor o menor, pero, como norma general, se trata de inversiones poco líquidas. Piensa que, cuando se trata de una empresa no cotizada, para vender tus acciones necesitas alguien que quiera comprarlas. En un mercado organizado (la bolsa) se da por hecho, pero fuera de la Bolsa de Valores puede ser directamente imposible.
- Accesibilidad: ya que, dependiendo de la fórmula que escojas, puedes necesitar invertir un mínimo de 10.000 euros como punto de entrada.
¿Cuándo invertir en capital riesgo?
El capital riesgo es un buen complemento a otras inversiones más tradicionales. Antes de lanzarte a por él, quizás sea recomendable construir una cartera que incluya otros activos como renta fija y renta variable.
Una vez dispongas de ella sí que se podría empezar a incluir el private equity para diversificar, igual que se puede hacer con otros activos como el crowdlending o la inversión inmobiliaria, por ejemplo.
Cómo invertir en capital riesgo
Puesto que se trata de participaciones en empresas que no cotizan en bolsa, existen dos fórmulas de invertir en capital riesgo en España, cada una con sus ventajas y desventajas. Son las siguientes.
Invertir en startups vía crowdfunding
Esto supone inversión directa en los activos donde invierten los fondos de private equity.
Hace años era imposible invertir en este tipo de empresas no cotizadas como un particular a no ser que tuvieses mucha relación con el ecosistema emprendedor, para ello existían los Business Angels y los fondos de capital riesgo. Sin embargo, hoy en día todo ha cambiado y las inversiones en private equity se han democratizado.
Existen Plataformas de Financiación Participativa (crowdfunding) y empresas especializadas en inversión en startups. Se trata de compañías que ayudan a las nuevas empresas a levantar capital y que, en ocasiones, actúan como un marketplace de proyectos.
Entre las plataformas de crowdfunding hay nombres muy conocidos como Verkami, Kickstarter o LendingClub.
Estas plataformas analizan siempre los proyectos antes de presentarlos. Pero también existen otras compañías especializadas que se dedican a peinar el mercado en busca de proyectos. Cuentan con equipos que analizan los proyectos y desechan los que no tienen potencial. Además, exponen las principales cifras de la empresa y su modelo de negocio.
Algunos ejemplos de este tipo de empresas son Dozen Investments, Fellow Funders, Sego Finance, Crowd Cube o Startupxplore.
Ten presente que, con esta fórmula, la decisión final recaerá sobre ti. Eres quien debe analizar esos datos y dilucidar en qué startups invertirás. Al hacerlo, recuerda que tu dinero quedará “secuestrado” en la empresa durante años hasta que se produzca el “exit” o salida.
Fondos de private equity o Entidades de Capital Riesgo
Hasta ahora, los fondos de capital riesgo habían estado reservados a grandes inversores, debido a que la inversión mínima exigida era de 100.000 euros. Sin embargo, con la entrada en vigor de la llamada “Ley Crea y Crece” (Ley 18/2022, de 28 de septiembre), puedes invertir en esta tipología de fondos desde 10.000 €.
Los fondos de private equity son entidades gestionadas por profesionales de la inversión en este tipo de empresas. Esa es su principal ventaja frente a la anterior opción: las decisiones no dependen de tu criterio, sino del de los gestores.
Además, al tratarse de fondos disfrutan de las mismas ventajas fiscales de los fondos de inversión si quieres rotar tu capital de un fondo a otro. Esta operación no tiene consecuencias fiscales. Es decir, no pagas impuestos.
El inconveniente es que necesitarás más dinero de partida. Y es que en crowdfunding es posible invertir desde 500 euros y aquí necesitarás por lo menos 10.000 euros.
Renta 4 dispone de varios de estos fondos de capital equity como el Renta 4 Bewater I FR, que ha lanzado también Bewater II FRCE. Detrás del mismo está François Derbaix, Ramón Blanco y Unai Ansejo, fundadores de Indexa Capital.
Además, Bewater II FRCE contará con un comité asesor formado por pesos pesados del sector en España como José y Luis Martín Cabiedes.
Otras opciones de inversión pasan por Renta 4 Activos Alternativos 1, SRC y Renta 4 Activos Alternativos 2, SRC.
Conclusiones
Invertir en capital riesgo es una buena forma de diversificar la cartera de inversiones y de buscar un punto de rentabilidad adicional a largo plazo.
Eso sí, recuerda que se trata de una inversión poco líquida, por lo que no conviene destinar un porcentaje elevado de tu dinero a ella. Además, si pretendes hacerlo por tu cuenta vía crowdfunding es recomendable que tengas nociones del mundo empresarial y sepas analizar modelos de negocio.
En todo caso, puede que este tipo de inversión no sea adecuada para tu perfil de riesgo. De hecho, se trata de una alternativa que presenta un alto componente de riesgo.