Entre los muchos escándalos que trajo la crisis de 2008, uno de los más sonados fue el de Bernie Madoff, que estafó más de 65 millones a las grandes fortunas del país a través de su asesoramiento financiero. Y lo hizo con uno de los sistemas más viejos de la historia, un esquema Ponzi o estafa piramidal.
Madoff prometía enormes rentabilidades que conseguía pagar gracias a la entrada de nuevos clientes. Es decir, los nuevos usuarios pagaban la fiesta de los que más tiempo llevaban con Bernie. Si te suena, es porque se parece a cómo funciona la Seguridad Social. Por eso es normal preguntarse si el sistema de pensiones es un esquema Ponzi.
Qué es un esquema Ponzi: una estafa piramidal
El esquema Ponzi es un tipo de estafa piramidal que debe su nombre a Carlos Ponzi, aunque en realidad hay ejemplos anteriores incluso en España. Sin embargo, el que Ponzi creó en la década de 1920 al llegar a Estados Unidos con los cupones de respuesta internacional de correos.
En esencia, Ponzi ofrecía a los inversores grandes rentabilidades con un buen negocio que, simplemente, no era capaz de generar las rentabilidades que prometía a sus socios. ¿Cuál fue su solución? Utilizar las nuevas entradas de capital para pagar el rendimiento de los primeros inversores (y costearse su lujoso estilo de vida, claro).
Como en cualquier esquema piramidal, todo funcionó hasta que las nuevas entradas ya no fueron capaces de pagar los rendimientos del sistema y todo colapsó.
En resumen, un esquema Ponzi pasa por coger el dinero de los últimos para dárselo a los primeros, robar a Aitana para dárselo María y a Juan para dárselo a Aitana y así en estricto orden de llegada.
Lo que diferencia a los esquemas Ponzi de otros sistemas, es que en este caso el propio negocio no es capaz de ofrecer los rendimientos prometidos (porque normalmente no hay negocio), y eso hace que el sistema piramidal entre en quiebra.
¿Cómo funciona el sistema público de pensiones?
Las pensiones de la Seguridad Social funcionan bajo un sistema de reparto donde las cotizaciones de los trabajadores actuales son las que pagan las pensiones de los jubilados. Así de simple.
Así pues, los nuevos cotizantes y los trabajadores en activo soportan toda la carga del sistema de pensiones, igual que los trabajadores ya jubilados lo hicieron con quienes fueron antes que ellos. Es lo que se denomina un sistema solidario o sistema de reparto. Estas aportaciones forman la caja única de la Seguridad Social, que es lo que se utiliza para pagar las pensiones contributivas del Estado.
Para que el sistema funcione y no colapse, necesita que las aportaciones netas superen las salidas de dinero. En otras palabras, que las cotizaciones de quienes trabajan excedan al gasto en pensiones.
Esto depende de dos factores: el número de cotizantes y su base de cotización:
- Lo primero mide cuántas personas trabajan y su relación con el número de jubilados, lo que se conoce como la tasa de dependencia.
- Lo segundo se refiere a las aportaciones de los trabajadores a la Seguridad Social, que viene determinado por sus salarios, que cada vez son más bajos en España.
¿Es el sistema de pensiones un esquema Ponzi?
¿Cuál es la diferencia del sistema de pensiones respecto a una estafa piramidal? Visto el funcionamiento de ambos, no parece que haya demasiadas diferencias. De hecho, hay quienes afirman que la principal es que el sistema público de pensiones es obligatorio y que es un sistema Ponzi ‘a cara descubierta’.
Al final, las pensiones públicas tienen muchas similitudes con un esquema Ponzi. En ambos casos se trata de un sistema deficitario, donde los rendimientos que genera el negocio no dan para pagar el rendimiento prometido (la cuantía de la pensión).
En este caso el negocio son las inversiones que se realizaron con el dinero público en momentos de superávit (cuando las cotizaciones de los trabajadores superaba el gasto en pensiones).
¿En qué punto del camino están las pensiones?
Si las pensiones funcionan como un esquema Ponzi, lo que resta por saber ahora es en qué punto se encuentra y si ha alcanzado el punto de no retorno.
Lo primero que hay que ver es cómo está la hucha de las pensiones. En la actualidad, el Fondo de Reserva de las Pensiones ya vive de las aportaciones adicionales del Estado y no de las recaudaciones de la Seguridad Social.
En otras palabras, la Seguridad Social ya no puede pagar las pensiones y mucho menos hacer frente al incremento del gasto en pensiones, como muestra el siguiente gráfico de El Economista.
Para revertir la situación se han puesto en marcha medidas como el MEI o Mecanismo de Equidad Intergeneracional, que es una cotización a fondo perdido que los trabajadores van a hacer para pagar las pensiones de los que todavía están por jubilarse.
Y es ahí dónde radica uno de los mayores problemas del sistema: una población cada vez más envejecida donde habrá que hacer frente a un mayor número de pensionistas con un número menor de trabajadores.
La evolución de la pirámide de población muestra ese futuro.
Este envejecimiento hará que la tasa de dependencia se dispare en 27,2 puntos hasta el 53,8% en 2053. Este porcentaje mide el número de mayores de 66 años en relación a la población en edad de trabajar (entre 16 y 66 años).
Además, esas cifras ya incluyen la llegada de 10 millones de inmigrantes que engrosarían principalmente la lista de personas en edad de trabajar.
Esta evolución es la que hace que el sistema de pensiones sea difícilmente sostenible con su modelo Ponzi actual y que sea necesario buscar cambios, como podría ser el paso a un sistema de capitalización y no de reparto.
